Hace siglos, en la antigua Grecia, la idea de que «la duda es el principio de la sabiduría» ya era defendida por pensadores como Aristóteles, que transmitió este hecho a sus seguidores. Posteriormente, otras personas se hicieron eco de esta idea a lo largo de los siglos, como el director de cine Orson Welles y el psicólogo Carl Jung. Entonces, si esto es un hecho aceptado desde hace tanto tiempo, ¿por qué sigue existiendo el estigma y el miedo a ser rechazado por un simple «no lo sé»?
Al fin y al cabo, dejar claro que no se sabe algo no es lo mismo que declararse incapaz de realizar alguna función o decir que se es demasiado vago para pensar en la forma de hacerlo, aunque algunas personas sientan que están diciendo eso al no tener una respuesta de antemano.
El miedo a ser juzgado sólo por no ser capaz -en ese momento- de cumplir las expectativas de alguien, es el mayor motivador de esta ansiedad. En algunos casos, puede incluso llevar a alguien a mentir, lo que puede crear un problema aún mayor.
En este artículo, te enseñaremos algunas formas de perder el miedo a estas tres palabritas y conseguir mantener la confianza de la gente en ti.
Tener autenticidad sin perder la confianza
En primer lugar, es importante establecer que nadie espera que lo sepas todo en todo momento, ya sean tus familiares, tus amigos o tus dirigentes. Porque, a menos que seas una especie de oráculo de la mitología persa, no es posible que tengas todas las respuestas. Así que no hay razón para que los demás lo esperen de ti, y mucho menos para que tú lo esperes de ti mismo.
Por lo tanto, elige siempre la sinceridad, es la mejor manera de construir credibilidad en cualquier tipo de relación, ya sea personal o profesional. Tener autenticidad en tus actitudes y no tratar de saltar más allá de lo que puedes manejar evita que se frustren las expectativas y, en consecuencia, que se socave la credibilidad que la gente te da a ti o a tu marca/producto.
Pero también ten en cuenta que tu inseguridad no puede convertirse en un motivo para que se cuestione tu capacidad. Aceptar el hecho de que tienes miedo es muy importante para evolucionar, pero no te quedes ahí, busca cómo resolver la situación, porque de nada sirve ser consciente de un problema y no hacer nada para solucionarlo.
Un buen comienzo es aprender a controlar las expresiones faciales y corporales. Esta es una de las técnicas que los oradores y profesores deben aprender para perder el miedo a hablar en público antes que cualquier otra cosa.
Evitar comportamientos incoherentes
De nuevo, asumir la responsabilidad de hacer algo que está fuera de tus manos sólo para evitar disgustar a alguien es un comportamiento incoherente, va en contra de la claridad que te propusiste cuando estableciste un contrato social, lo que puede afectar seriamente a la confianza que la gente tiene en ti.
En el estudio de la Comunicación Social, es bien conocido el concepto de que la confianza se gana en años y se pierde en segundos. No debes arriesgar la confianza que tienen en ti, ya que es posible que nunca se recupere.
En cambio, sé siempre coherente y expresa claramente tus dudas; además de ser una forma de respetar a las personas con las que te relacionas, es una gran manera de aprender lo que aún no sabes, ya que te abre las puertas a un nuevo horizonte.
Las puertas que puede abrir un «no sé»
Ocultar una duda que tienes funciona más o menos como una censura, la censura de la duda, que te impide no sólo resolver el problema, sino también aprender de él. Tener claras tus dudas abre las puertas para que surjan nuevas ideas, algo que podría no ocurrir sin esta apertura.
Algo parecido a lo que ocurre cuando se censura una opinión. Tal y como defendía el filósofo británico John Stuart Mill en su obra Sobre la libertad (1859):
«Lo peculiar del mal de silenciar la expresión de una opinión es que perjudica a todo el género humano. […] Si la opinión es correcta, los que difieren se ven privados de la oportunidad de cambiar el mal por el bien; si es incorrecta, pierden, lo que sería un beneficio casi tan grande como eso, la percepción clara y vívida de la verdad que produciría la colisión del bien con el mal.»
Así que expresa tus dudas sin miedo. El «no sé» no tiene por qué ser un monstruo, sólo hay que saber utilizarlo.
Alternativas a «No sé
Hay formas de expresar tu ignorancia sobre algún tema y, sin embargo, contribuir a cambiar una situación. Intenta empezar por cambiar tu enfoque. Sustituye un simple «no sé» por:
- «No lo sé, pero puedo averiguarlo».
- «No lo sé, pero trabajaré con el equipo para averiguarlo».
- «No lo sé, pero ya me he enfrentado a algo parecido haciendo X»;
- «No lo sé, pero podemos probar Y».
Demostrar el interés por resolver un problema y la voluntad de ir en busca del conocimiento (o de la mano de obra) es lo que marcará la diferencia en su discurso.
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